Oye Bubú
Aunque parezca de ficción es real. A principios del S. XX, en Canarias existía un circo ambulante que viajaba por las islas entreteniendo aq las gentes que cada vez mas iban acercándose del campo y laciudad a ver los personajes y animales que ofrecían. Este circo era el famoso «Circo Totti», nombre de su director y payaso principal (hoy en día en Canarias para llamar payaso a alguien se le dice «Totti»).
De entre los muchos espectáculos que ofrecían, quizás el de el domador «Mr. Sabbas» y su león «Bubú» fuese el mas recordado. Ver aquél animal sometido al hombre era algo que fascinaba. ¿Cómo lo hacían? simplemente era «amistad», Mr. Sabbas lo había comprado de cachorro a un circo yugoslavo y juntos habían pasado muchísimos años de pueblo en pueblo, Bubú tenía un cuidador, alguien que jugaba con él, que lo atendía y le daba de comer… Sabbas tenía en él el sustento de su vida y un amigo que le mostraba cariño… tras tantos años juntos en una vida ambulante, Sabbas y Bubú solo se tenían a sí mismos, él uno era la mitad del otro.
La historia empieza cuando en 1935 el circo se dirige a La Palma, a realizar una gira por los pueblos. En el trayecto el domador ve que el león lleva un tiempo cabizbajo, taciturno… triste. Sabbas no sabe que le pasa a Bubú, ¿quizás esté ya viejo y cansado tras tantos años de trabajo? o ¿Simplemente ya se aburrió del cautiverio y desea saborear la libertad?… la respuesta eran ambas preguntas.
En la primera función la ciudad entera se desplazó a ver a aquél león «fiero» del que todos hablaban, pero entre bambalinas el domador vió que el león estaba raro, casi no le escuchaba, estaba viejo… cuando llegó su turno «Bubú, el león» empezó a girar y saltó la valla hacia las gradas desobedeciendo al domador. La gente salió corriendo espantada ante «la fiera», que débil y cansada estaba mas asustada que ellos… esta también huyo corriendo y se perdió por la ciudad. La gente corría y corría asustada al ver a aquél león deambulando por las calles de Santa Cruz de La Palma… finalmente se perdió.
Mr. Sabbas, estaba asustado su único amigo, su compañero de historias se había perdido… corrió a avisar a las autoridades, y estas ya estaban enteradas. Fue junto con ellas a capturarlo. Los «guardias de asalto» y el domador encontraron al león durmiendo en un descampado a las afueras de la ciudad, cuando lo vio el domador, corrió saliendo feliz hacia él, al fín volvían a estar juntos… entonces los guardias de asalto cansados de inacción o por simple barbaridad empezaron a montar fusiles y apuntaron al inofensivo animal que allí estaba echado indiferente a ellos. Sabbas se asustó, les dijo que ya estaba todo controlado, que él lo llevaría, pero los policías ante la opción de un buen trofeo hicieron caso omiso y abrieron fuego contra el pobre animal que cayó muerto al instante.
Mr. Sabbas se quedó solo en el Mundo, sin su fiel amigo que le daba cariño en esa vida errante… perdió su mitad. Y según cuenta la historia esa misma noche lloró y lloró hasta que murió de pena. Dos días mas tarde el pueblo los enterró juntos en La Palma, y allí siguen estando los dos por siempre y si dudan de ello pueden ir a ver su tumba. Esta historia muchas veces se ha contado como prefacio de La Guerra Civil Española.
Fuente: Cochino Negro
Nota del administrador: Según la hija de Sabas, Lola Djordjevic, el nombre real del león era sultán. En una entrevista que le hicieron, afirma que su padre no murió de pena en su camerino, ni de un agónico zarpazo de Sultán. Lola Djordjevic reconoció entre lágrimas, que Míster Sabas había caído «como un valiente», alcanzado por una bala perdida, que le atravesó el abdomen, mientras trataba de evitar que disparasen sobre su león, un imponente ejemplar, amaestrado y dócil, que había adquirido en el zoológico de Belgrado unos años antes.
En una época en la que la policía, y más en las islas pequeñas, era la ley, no pudo quedar otra que la verdad oficial.