Los sabios de pega… Sebastián Padrón Acosta
Conozco demasiado a esa cínica chusma impertinente de sabihondos imberbes con adorables rostros de Antinóos…
Todo se lo saben, todo se lo explican con sus formidables entendederas… ¡Exceso de substancia gris!…
Cimbrean y contonean sus aceptables figuritas, dignas de haber nacido en Sodoma, pero poco antes de ser castigada.,.
Creen—de creencia no pasa—que todo lo sabido y por saber se halla almacenado y archivado, por arte de magia, en sus cabecitas embelesadoras y cautivadoras,..
Los problemas que no han sido resueltos por la energía intelectual de varios siglos, ellos los resuelven con una sapientísima frasesita, salida de sus bocas melindrosas, orificios por donde se desbordan las aguas caudalosas de la sabiduría…
Con una blasfemia de carreteros ya han dado en «el quid» de todas las intrincadas cuestiones,,,
Parlan de todo, precisamente por no saber nada… Hablan con la misma autoridad con que hablaría una gordinflona verdulera…
Ellos son los heraldos del Progreso, los pregoneros de la Civilización, porque llevan escritas sobre sus frentes, que tienen categoría de testuces, todas las ciencias del siglo XX…
¡Nada importa el que ellos ignoren hasta el silabario! Son los sabios de pega, de nuestros tiempos, que sientan cátedra en las esquinas, ¡estilo peripatético!… Son los sabihondos de nuevo cuño, tan hondos como sabios…
Cuando los miro y oigo, no puedo menos de recordar estos sabrosísimos versos del gran Ricardo, que yo les recomiendo, como una receta:
¡Qué de pedantes hinchados!
¡Qué de altivos mandarines,
y ociosos y parlanchines
con ínfulas de letrados!
¡Qué de tontos disfrazados
de sapiencia y arrogancia!
¡Qué generosa abundancia
de petulancia y licencia!
¡Como progresa la ciencia
de la atrevida ignorancia!
Tienen estos novísimos Aristóteles (perdona, ¡gran Estagirita!) unas insospechables tragaderas. Rehusan un mosquito escrupulosamente, y se tragan con la mayor tranquilidad imaginable media docena de camellos… ¡Envidiables entendederas!
Son los modernos sabios improvisados. ¡Y viva la lógica, viva la razón y su independencia, viva el sentido común!
¿Por qué no se marchan a las Universidades a recibir todos los doctorados?
Sebastián PADRÓN ACOSTA,
Valle de Orotava (Tenerife), 08-07-1923