El zurrón

Un Hotel-Casino en el Llano de Maja del Teide.

Un proyecto felizmente nunca realizado

En 1933 un empresario catalán, Antonio Joan Oliveras, realizó un proyecto, que tramitó ante el ayuntamiento de La Orotava, para construir un hotel y un casino en las mismas faldas del Teide en el lugar conocido como Llano de Maja.

Portada del proyecto
Portada del proyecto

Según el citado proyecto, encontrado en la Biblioteca de la Universidad de La Laguna, del que he tomado casi literalmente lo redactado, se localizaba en la vertiente sur de la montaña del Cerrillo, una de las que rodean al llano, a una altitud de 2.300 metros sobre el nivel del mar; este emplazamiento permite un perfecto dominio visual de la llanura y del Teide, estando la construcción abrigada de los vientos reinantes del NE por la misma montaña mencionada que queda a su espalda.

Comienza el Anteproyecto relatando que,  tras recorrer la isla de Tenerife en plan turístico y comercial, se tuvo la dicha de contemplar el panorama inmensamente grande, deliciosamente impresionante, visión dantesca, que se disfruta en el «Llano de Maja», a 2.300 metros de altura, inmensa llanura rodeada de montañas alegres con el decorado único e incomparable del Teide como cortina de fondo.

Se estudió con técnicos asesores las posibilidades que este terreno, excelso entre todos cuantos rodean al Teide, pudiera reunir para la construcción en él de un Hotel-Casino-Restaurante.

Con una temperatura media de 23º en verano y de 6º en invierno, por tanto temperatura agradable en verano y agradabilísima en invierno, se puede decir que el estado general del tiempo es bueno constantemente.

Dada la lejanía del lugar, para la  Construcción se ha procurado reducir el acarreamiento de materiales, para lo que la estructura general de hierro y el relleno de la misma, tanto en paredes como en techos, se ha previsto a base de elementos fabricados «in situ» con piedra pómez, tan abundante en aquellos parajes.

Este sistema se ha perfeccionado en Alemania aunque en España no se ha desarrollado por carecer de la materia prima que son los yacimientos de pómez, reuniendo la ventaja de su gran riqueza y en consecuencia economía en la estructura y su aislamiento, tanto sonoro como técnico, circunstancia muy a tener en cuenta dado los cambios de temperatura inherentes a la altitud.

Se cuenta para el Abastecimiento de agua, con los nacientes de la fuente en montaña Guajara y otros distantes unos diez kilómetros en línea recta del lugar escogido, como en montaña de la Grieta y en la fuente del «Montón de Trigo». Estos nacientes se encuentran a una altitud mayor de los 2.300 metros, haciendo posible el suministro mediante canalizaciones en tubería cerrada, alcanzando una longitud de unos quince kilómetros, precisando enterrar la misma en algunos tramos  para evitar las heladas. Como complemento es conveniente construir un depósito regulador de quinientos metros cúbicos.

El Coste total de la obra se ha calculado en 1.300.000 pesetas para el edificio del Hotel, sin mobiliarios; se añaden 200.000 pesetas para el pabellón anexo y demás obras de replanación y otras 250.000 pesetas para la instalación de agua, lo que da un presupuesto total aproximado de 1.750.000 pesetas.

La Duración de la obra se estima en un año y medio como mínimo, pues se ha de contemplar un retardo posible en la época de invierno. Si se comienza en primavera, antes de entrar el invierno podrían estar realizada la instalación del agua y la planta de sótanos, que servirán para la habitabilidad de los obreros que antes estarían en cobertizos durante el verano, haciendo posible el montaje de la estructura del resto para finalizar en el verano siguiente.

Recreación de la obra en el Llano de Maja

Habría que mejorar la actual pista desde la carretera al Llano de Maja para facilitar el acarreo de materiales.

Al terminar la primera planta del edificio se podría realizar una Explotación inicial como restaurante, lo que generaría unos ingresos iniciales, si tenemos en cuenta las miles de personas que han visitado el «Llano de Maja» en los dos últimos inviernos para admirar aquellas cumbres nevadas. Se cree que el arriendo o alquiler de esta parte inicial del negocio, sería seguro y remunerador durante los meses de noviembre a marzo.

El proyecto consta de un solo cuerpo de edificio destinado a Hotel con todos sus servicios anexos y otro pequeño pabellón independiente para albergar las viviendas del personal de servicio.

El primero tiene cuatro plantas útiles y otra de semisótano para las dependencias e instalaciones. Esta planta se construye aprovechando el declive del terreno y sobre ella se extiende la planta principal donde se ubican el hall, comedores, salones, etc.

Las dos plantas siguientes se destinan exclusivamente a dormitorios con un total de setenta departamentos, la mitad de los cuales constan con baño individual y los restantes con baños comunes. La última planta comprende solamente los salones y servicios anexos a juego.

Teniendo en cuenta el clima, se proyectan terrazas circundantes a los frentes principales del edificio en todas la plantas, que, tamizando el excesivo sol,  hacen agradable la estancia al aire libre.

Las Posibilidades comerciales presentes, sin contar con otras futuras, dice el Proyecto, y basándose exclusivamente en estadísticas turísticas que se conocen de Tenerife, se sabe que en el invierno de 1932-1933 tuvieron estancia en la isla 8.734 turistas, estando de paso otros 54.724, los que induce a pensar que si han visitado La Orotava, Aguamansa y el resto Norte de la isla, bien visitarían Llano de Maja si pudieran encontrar vías de comunicación y la comodidad y confort que requieren. Los excursionistas que visitaron en ese período de tiempo el Llano de Maja fueron, en cálculo aproximado, unos 20.000 visitantes.

Si con la escasa, no por ello menos meritoria propaganda realizada hasta aquí; si con la falta de comodidad, confort y distracciones que hoy echa de menos el turista en nuestra Región; sin encauzamiento a fondo, no por ello menos laudable, y la actual orientación del problema turístico en Tenerife, nos visitan, atraídos solamente por el clima y panorama, 63.458 turistas al año, no será utopía ni sueño de iluso que el día de mañana con Casinos, Hoteles y otros establecimientos destinados pura y exclusivamente al turista (organización que realizarán corporaciones oficiales o privadas), el incremento turístico será de los más acusados y remuneradores.

Y si así ocurre, que no de otra manera ha de ser, no es tampoco aventurado creer que Llano de Maja con sus edificaciones ha de ser de los lugares más visitados, concurridos y estables de la Región.

Finaliza este concienzudo estudio para construir esta edificación, aportando una serie de informaciones publicadas en los medios diarios del momento en los que el responsable del mismo nos recuerda que en «La Prensa»,  el distinguido periodista Jacinto Terry refleja en sendos artículos titulados «Lejos del Teide» y «Aproveche lo que no se puede imitar», después de vivir largos años en Barcelona, expresando la convicción del inmenso tesoro que constituye el Teide para la atracción turística del mundo, y aboga que sin más pérdida de tiempo se faciliten los medios para que todos los forasteros puedan llegar rápida y cómodamente hasta su cúspide de igual manera, dice, que en Cataluña se va al Tibidabo o Montserrat, o se utiliza el trasbordador aéreo sobre la bahía, sin otra finalidad que las de pasar unas horas agradables.

Todo lo cual condiciona al empresario Antonio Joan Olivera a solicitar al ayuntamiento la concesión de los terrenos necesarios para construir, en el Llano de Maja, uno o varios edificios con el fin de destinarlos a Restaurante, Hotel y Casino, habiendo acordado la Corporación Municipal, en sesión de 3 de julio de 1933, acceder a lo pretendido con las condiciones que la misma ha fijado, siempre que merezca, como es de esperar , la aprobación del Gobierno. La causa general de este movimiento es la carretera al Teide, que está bastante adelantada y que urge terminar el año próximo, en lo que el Cabildo ha de poner, sin duda, especial empeño. Como complemento de ella y de sus inmediatos beneficios, serán el funicular para la rápida ascensión a la cima del volcán, la construcción de los dos refugios proyectados en Las Cañadas y la reparación y vigilancia del que hoy existe en Altavista, indispensables para el descanso de los viajeros.

Por consiguiente, precisa que todos nos interesemos en la pronta realización de dichas obras y mejoras ya que tan poderosamente han de contribuir al futuro bienestar y engrandecimiento de Tenerife; finaliza el resumen de los artículos publicados.

El ayuntamiento villero  llegó entonces a la conclusión de que el Llano de Maja «era un erial, sin vegetación forestal e inapropiado para cultivos permanentes», pero ceder el solar para un complejo hotelero «sería beneficioso por crear puestos de trabajo y facilitar el desarrollo del turismo«.

Se acordó arrendarlo  por 100 pesetas anuales durante 42 años. Un año después, en 1934, el ayuntamiento acordó que «las laderas y el cerro que dan frente al Llano de Maja también se pudieran fabricar». En junio de 1934, el Cabildo interviene y solicita parte de la finca para construir allí un albergue-refugio con una subvención del Patronato Nacional de Turismo y el empresario catalán le cede parte del terreno. Ninguno de los dos proyectos se hizo.

En una entrevista al periódico HOY, de 28 de febrero de 1934, Antonio Joan agradece a los señores don Nemesio López Sola, el  guía y compañero en aquellas montañas; al arquitecto don José Blasco, técnico de comprensión finísima; a don Andrés Zurita, entusiasta propugnador del turismo en Tenerife, y otras muchas personas como a Maximino Acea, don Rafael Calzadilla, don Fernando Franquet y al Excmo. Ayuntamiento de la Villa de la Orotava, en todos los cuales encontró el apoyo y entusiasmo más decidido.

El catalán no solo imaginó todo lo referido sino que lo aumentó con canchas de tenis, campo de golf, piscinas y jardines, en una política turística bien encauzada acoplada a la hospitalidad y llaneza de nuestro pueblo en un turismo estable de varios días, convirtiendo el lugar en una estación invernal al estilo de Font Romeu, Rayat, Sulsitz y tantas otras.

El Teide y su contorno geográfico ha sido históricamente apetecido para la creación de distintas obras disparatadas que, afortunadamente, nunca llegaron a realizarse. Desde la búsqueda de oro y minerales preciosos,  a partir del mismo  siglo XV llegando hasta el XX, a la creación de un aeropuerto en Las Cañadas, a una estación de dirigibles alemanes o del proyecto de un ferrocarril, en 1912,  que en tres horas trasladaba a los usuarios desde Santa Cruz capital a Las Cañadas del Teide.

CARLOS GARCÍA

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