PLATO DEL DÍA 09/04/1929
El vecindario protesta;
con rara unanimidad,
de lo que la vida cuesta
en esta hermosa ciudad.
Ayer tarde me decía
un conocido señor:
yo de aquí me marcharía;
estoy gastando un horror.
Mi sueldo es insuficiente
y ya no sé lo que hacer;
¿cómo salvar a mi gente?
¿Cómo darle de comer?
Cincuenta duros mensuales
pago por la casa ahora
y para colmo de males
vuelve a engordar mi señora.
Doce pesetas al día
que entrego para el mercado:
además la «plus valía»
de la carne y el pescado.
Después el agua a presión,
—que es muy cara en Santa Cruz—
el planchado y el carbón,
el zapatero y la luz.
Dos criadas, la niñera,
y muy pronto ¡qué agonía!
de Arico o de la Gomera
una gorda ama de cría.
Un «gordo» fuera mejor,
y hablo con sinceridad,
que es muy cara, mi señor,
la vida en esta ciudad.
En vez de hablarnos de vías,
puentes y edificaciones,
ferrocarriles, tranvías,
ensanches y expropiaciones,
para podernos salvar
se debe un proyecto hacer:
¿no habría modo de.., ensanchar
los sueldos, para comer?
CROSITA