Pedro de Tenerife
por Melchor Padilla
Si recorremos la carretera N-634 desde Zarautz hasta Getaria, a la entrada de esta localidad encontraremos un enorme monumento conmemorativo levantado en memoria de la primera vuelta al mundo y del marino Juan Sebastián Elcano, natural de esa población guipuzcoana. En una placa aparecen citados los nombres de los veintinueve supervivientes de tan gran aventura. Entre ellos podemos leer un nombre, Pedro, y un origen, Tenerife, lo que hace que nos preguntemos: ¿Quién era este Pedro? y ¿de verdad era de Tenerife?
El 20 de septiembre de 1519 partía del puerto de Sanlúcar de Barrameda una expedición, al mando del marino de origen portugués Fernando de Magallanes, formada por cinco naos: Trinidad, San Antonio, Concepción, Victoria y Santiago. Con un total aproximado- las fuentes no se ponen de acuerdo- de 245 tripulantes tenía por objeto llegar a las Indias Orientales tomando la ruta de poniente, es decir, circunnavegando el globo terrestre, para conseguir las especias de las Molucas.
Antonio Pigafetta, que iba en la expedición y que actuó de cronista de la misma, nos dice en su Viaje alrededor del mundo que “el 26 llegamos a una de las islas Canarias, llamada Tenerife, situada en 28 grados de latitud septentrional. Detuvímonos ahí tres días en un sitio adecuado para procurarnos agua y leña: en seguida entramos en un puerto de la misma isla, llamado Monte-Rosso, donde pasamos dos días.” Es decir que seis días después de la partida la flota se encontraba en la isla de Tenerife, anclada en la zona del Bufadero de Santa Cruz. Magallanes subió ese mismo día a La Laguna a presentar sus respetos al adelantado Alonso Fernández de Lugo, al que comunicó la noticia de que el 22 de junio, en la Iglesia de San Bartolomé de Frankfurt, el rey Carlos I había sido designado emperador por el arzobispo de Maguncia.
Después de tres días en Santa Cruz, donde la flota se abasteció de agua, leña y otros bastimentos, los barcos se dirigieron al mencionado Monte-Rosso, topónimo que se corresponde con Montaña Roja, entre El Médano y La Tejita, en la costa del municipio de Granadilla. Dicha montaña ofrece un buen abrigo de los vientos dominantes en la zona, lo que hace que aún hoy en día sea utilizada como refugio por algunas embarcaciones de recreo. Allí esperaron la llegada de una carabela que traía pez para calafatear naves.
Fue también en Tenerife donde Magallanes recibió un mensaje secreto de su suegro, Diego Barbosa, previniéndolo de que los capitanes españoles, acaudillados por Juan de Cartagena, primo del obispo de Burgos, uno de los principales inversores en la empresa, intentarían desobedecerle durante la travesía. En la isla embarcaron cuatro tripulantes más, entre ellos Maestre Pedro. Aunque algunos autores se refieren a otro maestre, Hernán López, y a dos grumetes, Pedro Andrés Blanco y Blas Afonso, no hemos encontrado referencias a éstos en las listas de las tripulaciones de los cinco barcos de la expedición.
Poco o nada sabemos de Pedro. Martín Fernández de Navarrete en el libro Colección de los viages y descubrimientos que hicieron por mar los españoles desde fines del siglo XV, de 1837, dice textualmente “Maestre Pedro fue cogido en la isla de Tenerife por orden del capitán el día 1º de Octubre de 1519 y embarcado en la Santiago sin que haya noticia alguna de su clase ni patria: regresaba á España en la nao Victoria y fue uno de los que quedaron presos еn la isla de Santiago de las de Cabo Verde como consta de la relación de la gente que falleció y que volvió en la nao Victoria y está en el archivo general de Indias de Sevilla estante número 3 cajón nº1 legajo número titulado Armadas de la Guarda de las Indias.”
Otros autores identifican a este Pedro como el Pedro de Indarchi que cita el Cronista General de Indias Antonio de Herrera en sus Décadas, y a quien sitúa como piloto de la nao Santiago. También se le ha identificado con Pedro de Chindurza, paje de Bermeo, pero en el monumento de Getaria aparecen los dos nombres como si se tratara de dos personas distintas. Es más, en la entrada dedicada a Magallanes de la Auñamendi Eusko Entziklopedia, al indicar los tripulantes de origen vasco de la expedición nombra a ‘Pedro de Chindurza o Indarchi, paje, de Bermeo’ como la misma persona.
Tras casi tres años de travesía y muerto Magallanes en Mactan (Filipinas) nos encontramos a la única nao superviviente de la expedición, la Victoria, al mando de Juan Sebastián Elcano ante las costas de Santiago del archipiélago de Cabo Verde. La embarcación necesitaba reparaciones urgentes y además los víveres escaseaban. Elcano no podía entrar en la isla si decía que venía de las Molucas pues, según el Tratado de Tordesillas, sólo los portugueses podían navegar esas aguas. Engaña a las autoridades de Cabo Verde diciéndoles que venían de las Antillas y que una tempestad los había obligado a entrar en aguas portuguesas para solicitar ayuda.
Los portugueses los autorizan a desembarcar y consiguen hacer tres viajes con una barca para conseguir agua y provisiones. Sin embargo son descubiertos en el cuarto viaje de aprovisionamiento y Elcano da orden de zarpar dejando en tierra a los tripulantes de la barca, entre los que se encontraba nuestro Pedro de Tenerife, que quedó prisionero de los portugueses. Por ello no pudo llegar a la Península con los 18 que obtuvieron la fama de haber dado la primera vuelta al mundo. Lo hizo, junto a sus compañeros, tiempo después tras las gestiones del propio emperador para liberarlos.
Fuera quien fuera y aunque ignoremos su lugar real de origen, nuestro Maestre Pedro ha ligado desde entonces el nombre de nuestra isla a uno de los episodios más importantes de la historia de la Humanidad.