Genialidad
Sin duda uno de los escritores canarios vivos digno de mención en el panorama actual es Víctor Álamo de la Rosa. Escritor, poeta, profesor, pero sobre todo persona. Disfruta siguiendo los pasos de Gonzalo Rojas, escribiendo tigremente, pero también corderitamente (perdonen por el palabro). Canario internacional, de un mundo sin fronteras con sede en El Hierro.
Desde su reducto en blanco y negro nos pinta personajes vivos, que guían su pluma para narrar sus hazañas, dominándolo, tomando el control de sus dedos y obligándole a contar, obligándole a vivir, obligándonos a sentir.
Personajes vivos por lo cercano, por lo real, por lo tangible de su esencia, personajes cotidianos, y precisamente como lo cotidiano, diferentes, accesibles, transparentemente oscuros, diarios. Que ríen, viven, y sufren, y vuelven a sufrir.
Descubrir a un escritor es leerlo, y a Víctor leerlo es admirarlo, quererlo, adoptarlo. Me tomo la libertad de mostraros una pincelada, una guinda, una flor de su arte.
«…Parecemos héroes de novela romántica, nada de realismo garbancero a lo Galdós para nuestra historia. A veces, creo, se me va la mano un poco con los adjetivos, pero, ¿sabes?, son palabras que me gustan. Si eliges bien los adjetivos no resultan engorrosos y añaden siempre recovecos, ecos, matices útiles, sutiles e interesantes, ¿no crees? Sí, me gustan los adjetivos, y también los sustantivos, mi bonita, mi bonitesura, mi boniteza, mi bonitación, mi bonitísima y mi bonitérrima, mi bonitona sustantiva y mi transbonita y mi superbonita. Tú eres para mí el lenguaje. También eres mis verbos, porque tú bonitas, bonitarás, bonitarías, has bonitado y ahora estarás bonitando, que te conozco, mi infinitivo bonitar infinito. Bueno, disculpa estos devaneos palabreros producto de que no sé cómo hacerte sentir lo muy mucho que te adoro, el tamaño grosero de mi nostalgia. En momentos así me gustaría ser uno de esos escritores que con pocas palabras lo dicen todo…»
Perdonado quedas amigo.
P.D. El texto es un extracto de su novela «Terramores»», la página, ¡ Léansela, coño!
P.P.D. Me da miedo el tamaño grosero de su nostalgia.