Torre de San Andrés

Torre de San Andrés
Torre de San Andrés

En las proximidades de La Playa de Las Teresitas ( Santa Cruz de Tenerife ) donde el mar cruje de tarde en tarde, se levanta el   semiderruido, Castillo de San Andrés o La Torre de San Andrés, entre la confluencia de los barrancos de El Cercado, Las Huertas y la orilla del mar.

La «Torre» circular o «Castillo» ha formado parte del conjunto de fortificaciones menores encargadas de la defensa de nuestra isla. Antes de ser torre vencida, existía en la vida de San Andrés, como elemento destacado del barrio desde el siglo XVII.
Desde mediados del siglo XVII se consideró necesario defender la playa de San Andrés para proteger a los barcos que se refugiaban en sus aguas huyendo de los piratas y para alejar a los buques enemigos y hacerles perder su barlovento, tan necesario para acercarse y batir los fuertes de Paso Alto y de San Miguel.

La primera cita sobre la existencia de la Torre es de 1697 cuando el Capitán General Conde de Eril propuso levantar una torre en el valle, y quedó pendiente al no haber dinero suficiente. El conde del Valle de Salazar, se ofreció a mantenerlo a su costa en caso de que se edificara, este ofrecimiento fue aceptado pero por motivos de otras guerras, no se llevó a cabo su construcción, hasta que más tarde el 20 de junio de 1701 Miguel Tiburcio Rossel y Lugo decía: «Todos los dichos Castillos, Baterías, Reductos y demás fortificaciones contenidas en esta relación las he visto y reconocido en cumplimiento de lo mandado, la relación empezaba por: Reducto del Valle de Salazar, Marina del Puerto de Santa Cruz de la Isla de Thenerife».

Los historiadores consideran que la torre fue levantada en 1706 por el ingeniero Miguel Tiburcio Rossel, de orden del Capitán general Agustín de Robles y Lorenzana, que ordenaba al ingeniero, el estudio y construcción de la torre, pero de ello, no hay pruebas suficientes. (Se ignora su fisonomía y que fue arruinada por una de las impetuosas avenidas de los barrancos próximos).

El 24 de febrero de 1724 el Teniente Coronel don Francisco Alvarez de Barreyro ingeniero en jefe de los Ejércitos de S.M. y actual del nuevo Reino de Filipinas provincia de los Tejas en la nueva España de orden del Excmo Señor Marques de Balahermoso Teniente General de los reales Ejércitos Comandante general de las referidas Islas formó la relación del estado que tienen las fortificaciones de las tres Islas de Canarias pertenecientes al Rey nuestro señor y al tratar de la torre decía Fuerte que llaman del Valle de San Andrés, a una legua de este puerto de Santa Cruz.

La Torre de San Andrés tenía de diámetro 10,6 metros y de altura 3,9 metros, 4 culebrinas, 3 cañones de largo alcance, uno de ellos con la etiqueta del «traidor», puesto por los ancianos de San Andrés que recuerdan ver sus restos abandonados en el castillo, a otro de los cañones lo llamaban «el asesino» porque mató a un soldado que estaba preparando la carga, 3 atacadores, 3 lanadas, un sacatrapos, 24 balas de cañón, un barril pequeño de pólvora, 2 cartuchos y una campana.

En el reconocimiento efectuado por el ingeniero Antonio Riviere en 1740, la torre seguía arruinada, procediendo a su reconstrucción, dejando constancia gráfica tanto del estado en que se encontraba antes, como después de efectuar la obra. Además propuso la construcción de un fuerte del que realizó tres proyectos, situándolo al sur de la torre, según figura en el plano de Santa Cruz de Tenerife levantado en ese año de 1740. Esta última obra no llegó a realizarse.

Se vuelve a hablar de «La Torre» en 1741. Las crónicas hablan de que en San Andrés hay tres cañones y es en 1762 cuando se pide la intervención de la Hacienda Real para llevar a acabo las obras indispensables.

Una nueva crecida del barranco arruinó «La Torre», que fue reparada por el ingeniero Alfonso Ochando, natural de Murcia y bajo su dirección en 1769 se construye el «Castillo», de forma análoga a las de Gando y San Pedro en Gran Canaria, Tostón y Caleta de Fuste en Fuerteventura. A partir del año siguiente, tuvo sus soldados castellanos, nombrados por el comandante general. Esta construcción, fue destruida por segunda vez a causa de las aguas de los barrancos. Quieren repararla rápidamente y el comandante general don Miguel López Fernández de Heredia, da las ordenes oportunas al coronel Alejandro de los Angeles, de reconocerla y visitarla. Este ingeniero desobedece la orden, provocando con ello su arresto en Paso Alto y su destitución, siendo Alfonso Ochando quien proyecta y dirige los trabajos de su reconstrucción de la última y definitiva torre de San Andrés.

En la reorganización de las milicias en 1771, el coronel Mazía Dávalos propuso una media compañía de artilleros milicianos, para San Andrés, que fue creada el 20 de noviembre de 1774. Estaba compuesta por el siguiente personal: 1 subteniente, 1 sargento 1º, 1 sargento 2º, 1 tambor, 1 cabo 1º, 1 cabo 2º y 20 artilleros. Esta media compañía se reunía en la torre, los domingos por la tarde para practicar los ejercicios correspondientes.

En la relación de las fortificaciones que escribió el ingeniero Joseph de Arana el 11 de agosto de 1775 decía: «En la costa desta isla de la banda de Leste se alla una torre llamada de San Andrés situada en el Valle del mismo nombre es su figura circular capaz de 3 a 4 cañones de a 18«.

En 1788, estaba artillada la torre con 6 cañones de a 24; 2 de a 16; 1 mortero de a 12 y 1 de a 9 y estaba guarnecida por: 1 oficial, 1 sargento, 2 cabos y 13 soldados y en tiempo de guerra 3 oficiales, 3 sargentos, 6 cabos y 100 soldados.

En el reconocimiento realizado por el ingeniero militar Lartigué de Condé dice que la torre se halla al sur, legua y media de la Plaza de Santa Cruz, cuya distancia es un compuesto de montes elevados, barrancos escarpados y precipicios casi intransitables aun para los mismos naturales, dicha Torre está en medio del valle a la orilla de la playa que defiende, como a su población y en caso de algún desembarco hay una media compañía de artilleros milicianos avecinados, los cuales interpolados con el paisanaje, podrían hacer una regular defensa. Dicha Torre debería ser algo más baja, a fin que sus tiros más rasantes fuesen más acertados. En caso urgente se podría también aprovechar de un parapeto de piedra seca que hay sobre la derecha de dicha Torre, avilitandola para colocar en sus alas seis cañones a fin de preservar mejor esta playa de un desembarco. Se debe asegurar la clave y dovelas del campanario por estar desunidas, la campana debe salir más fuera para que la puerta no impida los toques y señales de noche cuando se cierra; la cerradura de la puerta principal necesita componerse y asimismo la garita le falta el remate. No tiene asta ni bandera.

Cuando el ataque de Nelsón en 1797, juega un papel importante el «Castillo de San Andrés», que estaba al mando del gobernador interino nombrado el día 24 de julio. El general Gutiérrez y la Artillería mandada por el teniente José Feo de Armas y Betencourt tenía bajo su mando 44 artilleros quienes dirigieron el fuego certero contra la lombarda, que había tenido tiempo para tirar 10 bombas, también acertó a dar a los barcos Emerald y Theseus, destrozándole la arboladura y aparejo. Los barcos ingleses contestaron con sus cañones. La lombarda «Rayo» se acercó a tierra y lanzó sobre el valle de San Andrés sus bombas, pero la contestación de la «Torre» hizo que el barco casi zozobrase.

Lo más importante que se consiguió con la construcción del «Castillo de San Andrés» fue, que se elimino el calificativo de «puerto de piratas» que tenía el Valle de Salazar.

El 10 de octubre de 1849 el ingeniero militar Saturnino Rueda, redactó una memoria sobre la defensa de la plaza de Santa Cruz de Tenerife en la que incluía al describir la torre lo siguiente: «Esta torre defiende bien esta pequeña playa, pero sin embargo en tiempo de guerra convendría aumentar su defensa construyendo un atrincheramiento que la abrazase toda y que pasase por su pie».

El 25 de julio de 1851 se encontraba la torre en perfecto estado y se entregaba al Subteniente de milicias Gobernador de la fortaleza don Gregorio Hernández, la entrega la hizo el coronel del Real Cuerpo de Ingenieros don Luis Muñoz, realizándose un minucioso inventario que nos permite conocer la descripción precisa de la torre:
La torre es circular y su circunferencia es de 103 varas (86 metros), lo que le da un diámetro de 32,8 varas (27,3 metros, este diámetro incluye el foso que entonces existía, al compararlo con el de la torre, que era de 19 metros permite calcular el ancho del foso, que sería de 4,1 metros) y su altura es de 9 1/3 varas (7,8 metros, a los que hay que añadir la cornisa).

La escalera de entrada al NO con 9 escalones de sillería viva.

Puente levadizo de madera de tea con clavos de bronce, siendo los bujes del eje de dicho metal y la abrazadera y cáncamos para las cadenas de hierro, se renovó en enero de 1856.

La puerta de entrada era un hueco de cantería viva. Pasadizo. Cuadra para alojamiento de la tropa de 44 por 15 pies (12,3 x 4,2 metros).

Cuarto nº1 a la derecha para alojamiento del alcaide, de 5 por 5 varas (4,2 x 4,2).

Cuarto nº 2 a la izquierda para el repuesto de pertrechos de 15 por 15 pies (4,2 x 4,2 metros).

Cuarto nº. 3 al que se entra por el anterior y sirve como almacén de pólvora de 10,5 por 9,5 pies (2,9 x 2,6 metros).

Escalera al piso alto con 17 escalones por la que se sube a la explanada donde está la batería, tiene un radio de 26 pies (7,25 metros).

Común y garita de figura cuadrada tiene tres aspilleras y el común tiene una piedra de asiento con un agujero y tres escalones de piedra viva para bajar a él.

Cuarto nº. 4 en un pequeño repuesto al que se accede bajando 6 escalones y tiene 8,5 x 6 pies (2,4 x 1,7 metros).

Campanario de sillería de tosca colorada con una campana que tiene un escudo de armas y el año de fabricación que es el de 1787.

Aljibe de 8 pies de profundidad y 6 de diámetro que equivalen a 18 pipas (2,2 x 1,7 es decir de 11,7 metros cúbicos)

Todas las bóvedas son a prueba de bombas y se hallan en el mejor estado de servicio, así como los restantes de dicha obra.

En una relación de las plazas y puntos fuertes redactado por el ingeniero militar José Rivadulla el 25 de noviembre de 1872 se hace una descripción de la torre y considera que constituye un punto avanzado para prevenir con tiempo cualquier desembarco que quiera hacer el enemigo, en este momento se encuentra artillada con 6 piezas; 4 del calibre 15 cm. Y 2 de 13 cm.

En 1878 un nuevo aluvión arruinó la torre, por lo que se ordenó su desartillado por R.O. del 25 de julio de 1878 y se le hace entrega al alcalde del barrio el 12 de Marzo de 1879.

Después de ser declarado en ruinas el Castillo, se dispone por R.O. de 14 de Junio de 1894, su tasación para la posterior venta en pública subasta. Don Domingo Pisaca, maestro de obras, le daba una valoración de 1.087 pesetas.

El 15 de abril de 1896 fue inscrita en el registro de la propiedad con una superficie de 724,25 metros cuadrados, lindando al N. con barranco público, al S. con la casa que habita don Domingo Arbelo, al E. con la playa y al O. con gañanía de don Francisco Cabrera.

El 28 de octubre de 1898 otro aluvión terminó de arruinarla, dejándola en el estado que actualmente se encuentra.

Por R.O, de 2 de enero de 1924 se declaró inadecuada para las necesidades del Ejercito y el 15 de enero de 1926 se entregó al ayuntamiento, actuando por parte de la alcaldía, el arquitecto Otilio Arroyo que la recibió.

(Fuente: Gobierno de Canarias)

Un comentario en «Torre de San Andrés»

  • el 23/04/2015 a las 9:59 pm
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    Me parece absolutamente ilustrativa esta historia sobre el Castillo de San Andrés, ya que desde que soy niño y la vi por primera vez quedé prendado de su encanto. Las piedras hablan, y en este caso cuentan mucho. Ojalá algún día sea reconstruida y recupere todo su esplendor. Yo por mi parte me haré mi maqueta, ya que es un proyecto pendiente que tengo. Muchas gracias por compartir toda esta información.

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