Turismo y patrimonio del Puerto de la Cruz
En los inicios de los 60 el Puerto de la Cruz con una población cercana a los 14.000 habitantes recibe más de 35.000 turistas y a mediados de dicha década unos 120.000, que representa para la economía de España un aporte impactante de divisas. Durante esta década y la siguiente se convierte en uno de los centros turísticos de moda más cosmopolita de la isla demandado por los turistas de distintas nacionalidades. Fue el periodo del boom y la consolidación del Puerto como destino turístico internacional, aunque faltó previsión con miras a encauzar convenientemente los desarrollos futuros.
Así no es de extrañar que la población norteña alcanzara uno de los niveles de vida más altos de la provincia por su renta per capita, y que numerosas familias isleñas se beneficiaran de esta bonanza económica, pues sólo el personal obrero que absorbía diariamente el Puerto de la Cruz ascendía a más de 3000.
En medio de esta efervescencia constructiva se realizan monstruosidades como el Oro Negro y el Belair, o en Las Arenas sobre su cono volcánico el hotel Las Aguilas. Otro nefasto proyecto urbanístico es el del promotor alemán Rodolfo H. Kraus, aprobado por el consistorio en 1964 que, afortunadamente, no se llevó a cabo, y que pretendía la urbanización con paseo marítimo incluido entre el castillo de San Felipe y la Avenida de Colón, afectando a más de cien casas y casi doscientas familias, así como a representativos e históricos edificios o, el de un monstruoso edificio de 30 plantas con 975 apartamentos, entre la ladera de Martiánez y el barranco del mismo nombre. Pero, desafortunadamente, también se frustraron, entre algunos otros proyectos de singular beneficio para la ciudad y el turismo por falta de apoyo de las autoridades locales y gubernamentales de la isla, como el centro cultural, científico y artístico, “Residencia Canaria de Cultura Internacional”, del arquitecto Alberto Sartoris y el Jardín de Flora Canaria, sueño este último del botánico sueco Eric R. Sventenius, que, finalmente, retoma y culmina Gran Canaria con el nombre de Jardín Botánico Canario Viera y Clavijo.
En 1974 con el nuevo Plan General de Ordenación Urbana, se intenta controlar la indisciplina urbanística, que estaba poniendo en riesgo la imagen del centro turístico.
Tenerife inicia la década de los 70 con una de las ofertas turísticas de mayor atracción del archipiélago. Nos referimos al teleférico del Teide, idea del portuense Andrés de Arroyo y González de Chaves llevada a cabo en medio de una polémica social de opositores defensores de la naturaleza del Parque Nacional del Teide. También para el Puerto de la Cruz es una década de grandes proyectos públicos y privados: el Loro Parque, de Kiessling, el complejo del Lago Martiánez, una de las obras en su estilo única en Europa, a la que, como obra también diseñada por César Manrique, se une posteriormente Playa Jardín; y destaca la plaza de Europa, que fue un acierto, al contrario que la remodelación de la plaza del Charco, los “hangares del Taoro”– entiéndase Palacio de Congresos y Convenciones–, o las cafeterías de Martiánez, conocidas por “las gañanías”, refugio de vagabundos. El CIT formado en 1964, el primero de la provincia, de suma importancia para la promoción exterior turística y defensa de los intereses de la ciudad, en colaboración con el Ayuntamiento y otras entidades, participa en ferias turísticas nacionales e internacionales del prestigio de FITUR o la de Berlín, y crea un nexo de hermanamiento lúdico-cultural con Düsseldorf, con el Carnaval, la Semana Bávara de Tenerife y la Fiesta de la Cerveza, siendo destacable la celebración reciente de la III edición del Festival Internacional Agatha Christie. Surgen otros de gran relevancia como el Festival de la Canción del Atlántico (1966) y el Festival Internación de Cine Ecológico y de la Naturaleza (1982) (ambos desaparecidos), además de la Universidad Popular Municipal, la primera de Canarias; el Casino Taoro, el Museo Arqueológico Municipal, entre otras iniciativas.
La crisis energética de 1973, y la apertura del aeropuerto Reina Sofía en 1978 en territorio del destino turístico sureño, con la anuencia de intereses creados por un sector de la clase política, además de la competencia internacional de un mercado plural y emergente, marcarán la recesión turística y crítica de mediados de los 80 en el Puerto de la Cruz, pese a un aceptable mantenimiento de visitantes en la siguiente década. Aflora un exceso de oferta alojativa que repercute a la baja en el precio; la descapitalización de empresas hoteleras y el deterioro de sus inmuebles por falta de mantenimiento hasta la obsolescencia más absoluta y otros factores respecto de la industria turística, que se enfrenta a las subsiguientes crisis que inciden en la decadencia del destino del Puerto de la Cruz, y que vive hoy su peor etapa con la actual crisis económica mundial. A lo ya dicho hay que añadir la reconversión de hoteles en apartamentos y el cierre definitivo de muchos de ellos, con la consiguiente pérdida de empleo, aplicable también a actividades tan fundamentales como el comercio, restaurantes, bares, salas de fiestas, etc., y otros sectores dependientes del turismo. Era evidente que el turismo masivo en su vertiente sol y playa estaba agotado, por cuanto una buena parte de los que nos visitaban venían demandando mayores expectativas en cuanto al medio ambiente, herencia cultural, arquitectura y paisaje.
Esta situación desemboca en un turismo de escasos recursos económicos, cuando lo que necesita realmente el Puerto de la Cruz, sin menospreciar el segmento anterior, es todo lo contrario; porque creemos que debe captarse un turismo de calidad, si es que se quiere revitalizar y relanzar la ciudad como destino diferenciado, atractivo y competitivo. Permítannos un sucedido ilustrativo ocurrido en la ciudad en los años 90: Un matrimonio obtuvo un premio en una fiesta en el hotel donde se alojaba. El premio consistía en un coche de alquiler gratis durante una semana. La pareja no pudo disfrutar del automóvil porque no tenía dinero para pagar una fianza de cinco mil pesetas… ¿Interesa realmente esa clase de turismo?
Y, sin embargo, hoy se coarta la inversión privada en el sector por falta de aprobación del nuevo Plan General de Ordenación Urbana, lo que unido a la multiplicidad de organismos y leyes confusas y contradictorias que han de interpretar los técnicos y responsables de las administraciones públicas en nada contribuyen a la agilización de los trámites. Un ejemplo representativo es el caso del grupo turístico Globalia con el hotel Orotava Palace y el Ayuntamiento del Puerto de la Cruz, que viene intentado edificar en el solar de la parte trasera del mismo sin éxito, por lo que está pensando cerrar o vender el establecimiento e invertir en otro lugar.
Insistimos que para captar turismo de calidad o simplemente recuperar turistas y visitantes potenciales que generen riqueza y empleo y satisfagan las necesidades económicas, sociales y estéticas, hay que preservar e incrementar la calidad medioambiental y paisajística y proceder a la rehabilitación, modernización y reorientación del destino portuense—hoy en situación de estancamiento–. Por tanto, hay que activar una oferta innovadora y atractiva, agilizando el modelo diferenciado de manos de la sostenibilidad, y, para ello, es indispensable poner en valor los recursos naturales, arquitectónico urbano, histórico-artístico y culturales e históricos, que los hay, pese a todo, y que representan nuestras “señas de identidad”, además de hacer realidad las infraestructuras pendientes que se eternizan en el tiempo. Su ejecución urge más bien a corto y medio que no a largo plazo, reclamando la participación del Gobierno estatal, autonómico y local con la concurrencia de los agentes políticos y sociales y del propio sector privado. El Consorcio de Rehabilitación Turística del Puerto de la Cruz dentro del Plan de Turismo Español Horizonte 2020 es ya un espaldarazo, organismo este que con Ashotel proyectan también nuevos modelos del negocio hotelero como “Nosolocamas” y “Estrategia de Turismo de Tenerife 2008-2015”, aunque hasta ahora sin resultados evidentes. Por otra parte está el ambicioso y polémico “Plan Especial de Protección del Casco Histórico”, el cual se sustenta en algunos principios básicos: el casco histórico es un activo económico y patrimonial; la pervivencia de los residentes en el mismo; la mejora de la calidad urbana; promover intervenciones estratégicas para dinamizar la economía de la ciudad; recuperar al máximo el patrimonio edificado y el espacio urbano; reorientar la ciudad hacia el mar, y mejorar la accesibilidad y la localización de estacionamientos, según definición del amigo Melchor Hernández Castilla.
Consideramos que estas y otras actuaciones que comentamos a continuación adaptadas a las nuevas necesidades del sector turístico requieren de la intervención de los fondos de la Unión Europea, como corresponde a Canarias por su condición de región ultraperiférica, si no ¿cómo se podría sufragar tan necesario y amplio plan de infraestructuras?
Las más necesarias, junto a que AENA realice el proyecto de una segunda ampliación del aeropuerto de Los Rodeos para que sea una entrada de turistas, se abra día y noche al tráfico internacional y pueda acoger al Airbus 380, si bien el nuevo PIOT parece excluirlo, deben ser:
- primero.- la renovación o restauración de la planta alojativa y mejora en los servicios turísticos en el área de la hostelería, restauración, comercio y ocio;
- segundo.- capacitación profesional a todos los niveles para dispensar un trato correcto y amable al cliente;
- tercero.- remodelación óptima y definitiva de la playa Martiánez;
- cuarto.- dotación de red de aparcamientos subterráneos;
- quinto.- parque marítimo y puerto deportivo-pesquero-comercial, y sobre todo de atraque capaz de asistir al turismo de cruceros hoy en alza;
- sexto.- traslado del casino al Taoro y reconversión del edificio en hotel de lujo;
- séptimo.- rehabilitación y recuperación de la sala Andrómeda;
- octavo.- apertura del centro de visitantes del Jardín Botánico,
- noveno.- rehabilitación y adaptación del paseo de la ladera Martiánez con meseo aborigen en su cueva;
- décimo.- edificación del auditorio en el parque San Francisco, aunque parece que está en proceso de realización con la instalación del museo Eduardo
- Westerdahl, lo cual nos alegramos;
- décimo primero.- conversión de la Casa Amarilla en centro museístico y de investigación científica internacional;
- décimo segundo.- mantener el conjunto del municipio en buen estado sus servicios públicos del que es un mal ejemplo la estación de guaguas, además de otras estrategias que desarrollamos en el libro bajo el epígrafe de La solución sostenible de la crisis turística del Puerto de la Cruz,
- décimo tercero.- vinculación al mundo educativo-universitario para la formación de los trabajadores de las distintas facetas de la industria del turismo, entre otras posibles actuaciones.
(La finalidad de esta divulgación es para que otras personas, preocupadas por la situación turística del Puerto de la Cruz, aporten cuántas sugerencias puedan repercutir en beneficio de la primera ciudad turística de Canarias y del Estado Español)
Nuestro Municipio ha tenido una vinculación muy importante con el mar, esta parte de nuestra historia, de nuestras tradiciones, costumbres, muy bien podrían estar representadas como por ejemplo en un «Centro de Interpretación Marina». Este centro tendría su ideal ubicación en la Casa de La Aduana, la cual hoy esta destinada a tienda (venta de productos artesanales), oficina de turismo y Museo Eduardo Westherdhal, que podrían estar en otros lugares más apropiados.
Este centro se justifica por el importante patrimonio marino que atesora el Puerto de la Cruz, historia de su muelle, ecosistemas marinos, artes de pesca tradicionales, carpintería de ribera, etc.
Por último decir que esta página ha sido una muy buena idea.
Saludos
Amilcar
Museo del Agua.
A continuación he copiado un artículo de fecha 27 de Marzo de 2003 publicado en el periódico El Día al respecto:
EL DÍA, Puerto de la Cruz
El Ayuntamiento de Puerto de la Cruz proyecta crear un museo del agua en la comunidad de elevación de aguas La Dehesa, situada junto al cauce del barranco de San Felipe y conocida popularmente como Pozo de la Viuda, de la que es accionista en un 35%. El Consistorio tratará de promover esta idea, aún en ciernes, según indicó el alcalde portuense, Salvador García, entre el resto de la comunidad.
La titularidad municipal de este 35 por ciento de las participaciones de la comunidad se hizo efectiva el pasado 28 de febrero, cuando la comisión de gobierno de la corporación dio su conformidad a la cesión por parte de su anterior propietario y acordó facultar al alcalde para la realización de los trámites necesarios.
Cierre de un proceso
Con la decisión del órgano de gobierno se cerraba un proceso que comenzó en 1992, cuando el ayuntamiento firmó un convenio urbanístico con el propietario, en el que éste manifestaba su intención de ceder y transmitir sus participaciones a la entidad local, lo que quedó condicionado a la aprobación definitiva del proyecto de urbanización Risco de Oro, en la zona de San Fernando.
Dicho proyecto ha sido aprobado por resolución de la alcaldía de 20 de agosto de 2002 y ha entrado en vigor el 8 de enero de este año.
Salvador García expresó su satisfacción por la conclusión de este proceso que, precisó, «se había prolongado en el tiempo más de lo necesario y que conseguido resolverse favorablemente».
A juicio del mandatario portuense, el municipio cuenta desde ahora con la posibilidad de disponer en el futuro de un recurso cultural y turístico con el que enriquecer y cualificar su oferta.
La ciudad turística dispone en la actualidad con un museo municipal de arqueología, situado en la calle San Felipe. Con la creación del proyectado se habrá dado un paso decisivo para la configuración de una red museística local.
Saludos
Amilcar