Risco de Oro

TRADICIÓN PORTUENSE

A Luis y Francisco Padrón
García, con todo afecto.

I

En un florido vergel, por mirtos y azucenas perfumado, cual reliquia intangible de la edad pretérita y con diadema formada de indígenas matas, se levanta, se alza desde su peana augusta, el peñón que dió en tiempos mejores, en tiempos felices al recolector de la riqueza que el Cielo sobre de él habla depositado, pingües e Incalculables resultados para mejorar sus cortos pasos en el azaroso camino de la vida.

Y en una vivienda humilde y huraño, allá por el año de 1635…

Risco de Oro
Risco de Oro. Foto de Miguel Bravo.

Solitario el «Orchillero» (1)
Que sin ser rico ni pobre.
Tenia por compañero
Un perro llamado «Cobre».
Cierto día, el animal
Anunció con aullido
Que el tronco del oroval
Sobre del Risco nacido,
Algo había de anormal,
De extrañable y confundido…
Y el orchíllero. medroso
Guiado de su guardián.
Sube aquel Risco famoso,
Y apartando con afán
Las matas, vé gozoso
Una luz angelical.
Era la imagen del santo
Paduano de su devoción.
Era, el Antoniano encanto
Que allí se le apareció
Presto a su choza llevó
La Imagen aparecida;
Ante ella oro, pidió
A Dios le diese vida.
Salud y.,, luego, oyó
Cierta voz que le decía:
«orchillero, buen cristiano
No pierdas la fe, si esperas,
En aquel Risco, temprano
Tu felicidad le encuentras.»

II

Orchillero
Orchillero

Aunque el sol no había mandado sus rayos fúlgidos a la tierra para diluir aquellas gotas de rocío, que sobre la floresta, durante la pasada noche a la de la aparición de la imagen de San Antonio de Padua, mimosas descendieron desde las nubes el Orchillero, acompañado de su «Cobre», de su perro fiel, marchó hacia el Risco, hacia el lugar de su felicidad brindada por la voz extraña, y cual no seria su asombro, al ver que la piedra Ingente se hallaba cubierta por un brillante color oro viejo, Cual si fuese bruñida con la ágata más famosa del «Artífice Creador del Universo».

Ante aquel fenómeno, realizado por promisión divina, el buen cristiano quedó enternecido, impulsado por los mandatos de su noble corazón, se acerca a la roca, y tocándole con el dedo, nota que aquel orificado color consistía en haber nacido durante la noche misteriosa, y con toda lozanía, grandes cantidades de yerba Orchilla (2), que en el país son llamados manchones o greñas tintoreras, y como pocas, hasta entonces, vistas dentro del Valle de Taoro.

De tan buena nueva, de tan extraordinario acontecimiento. pronto se hizo eco la gente comarcana.

Y llegaban, de los campos y pueblos en tropel, peregrinos, a visitar el sitio donde aparecer quiso la Imagen del paduano Santo y ante ella, contritos, oraban, ofreciendo sus votivas limeanas, las que, depositadas en manos del Orchillero, pudiesen algún día servir para erigir una ermita («escogiendo lugar más llano y señalándole una Capellanía, dotando a los sacerdotes bien, los que decentemente aplicasen la Santa misa por sus almas») (3).

III

Tomó estado el Orchillero (4), y como en Islas Canarias, el Comercio de las greñas tintoreras se hacía en gran escala – por este puerto y el de Garachico, sin la menor Intercepción—, ello vino a proporcionarle mejores ventajas, puesto que, solo él,  recolectaba mayor cantidad que cuantos propietarios tenía el Valle en aquellos tiempos, pudiendo adquirir en pocos años una regular fortuna.

El Orchillero, con parte de su riqueza compró un largo predio en «Las Cabezadas», esto es, la finca rústica que hoy nombramos de «San Antonio de los Portugueses» la cual, roturada, no tardó en plantarla de árboles frutales y demás simientes para el consumo de su casa y reparto a los necesitados, que acudían diariamente a implorar tu protección.

La humilde vivienda de aquel afortunado labrador se transformó en casa de alto y bajo; ya nadie se atrevía a pronunciar ante su cara, el apodo del oficio a que hasta entonces se habla dedicado; y cuando los ricos, los mangantes, casi a secas le mentaban «el tío Bartolillo» o «Siñor Bartolo el Orchillero», los pobres, o los desheredados de la fortuna, se apresuraban a darle, como ejecutoria de nobleza,en prueba de tantos méritos contraídos durante la santa vida que llevó en esta tierra, el tratamiento de don Bartolomé del Risco de Oro (5).

Francisco P. Montes de Oca García.
Cronista titular del Puerto de la Cruz.
Junio. 12 de 1923.

(1) Bartolomé González.
(2) Mascus Canariensis.
(3) Aunque Bactomé no llegó a cumplir con este voto, su hijo el Alferez José Borges Facundo y María Perera Orborán, su consorte, erigieron la ermita, cuyo patronato vendieron.
(4) Casó en la Concepción de Orotava con Ana Borges, hija de Bartolomé y de Juana,el 20 de Junio de 1637.
(5) Andando el tiempo, esta propiedad pasó a ser de don Isidoro María de la Luz y sus hijos, le amillararon en virtud de expediente posesorio aprobado por el señor Juez municipal de esta localidad con fecha 28 de Mayo de 1896 para enagenarla a favor de Mr. E. Campbell Fhilpot por escritura otorgada ante el notarlo don Agustín Delgado y García a 30 de dicho mes y año.
Da este Mr. E. Campbell, pasó a manos de Ms. Beatrices Inglés Marricott, quien, en 3 de Mayo de 19X9 y a ante el notario don
Antonio Cabrera Rodriguez, el Sr. D. Tomás M. Reid, como mandatario de la Ms. Beatrice, la traspasó a don Felipe Machado y Pérez, quien es en la actualidad el dueño del «Risco de Oro»

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